Hay determinadas profesiones que requieren el uso permanente de mascarilla y hablar mucho durante la jornada laboral. Hablamos de profesores, dependientes, camareros, teleoperadores, abogados, etcétera. Son profesiones, de por sí, propensas a sufrir problemas vocales porque deben proyectar la voz con intensidad y de manera diaria, pero, además, hablar con mascarilla dificulta en los últimos tiempos su labor.
Dado que, evidentemente, prescindir de la mascarilla no es una opción, aquí van algunas recomendaciones para cuidar la voz y prevenir problemas de garganta y en las cuerdas vocales.
Cuidar la voz pasa por hablar en el tono de siempre
Con la mascarilla se tiende a hablar más alto. Al prescindir del factor visual (leer los labios, aunque no nos lo parezca, ayuda a entender mejor el mensaje), creemos que nuestros interlocutores no nos entenderán bien y elevamos el volumen. Es un error: hablar alto supone aumentar el esfuerzo vocal. Y ello, casi siempre, deriva en fatiga de las cuerdas vocales y la afonía.
Hablar con mascarilla: más despacio y articulando bien
¿Crees que no te van a entender? Pues el esfuerzo, más que forzando la voz, debe ponerse en hablar más despacio y en tratar de vocalizar y articular bien cada palabra. Además, conviene, siempre que se pueda, descansar la voz. Se estima que, por cada hora hablada, habría que descansar la voz unos diez minutos.
Mejor respirar por la nariz que por la boca
Al respirar por la nariz, el aire exterior se va calentando en contacto con nuestro cuerpo y ello ayuda a que el impacto sensorial del aire sea menor al pasar por la garganta, protegiendo con ello las cuerdas vocales.
Mantener la garganta bien hidratada
Beber abundante agua es buenísimo para casi todo, pero para cuidar la voz es imprescindible. Los logopedas recomiendan, además, beber a pequeños sorbos continuados (y no, para ello no hace falta estar sin mascarilla, con levantar un pelín la parte inferior mientras se traga el agua, suficiente).
Evitar carraspear o toser
Si, al hablar, se te va secando la boca o la garganta, no carraspees. Hacerlo daña mucho la mucosa protectora de las cuerdas vocales y es cuando aparecen las ronqueras, disfonías e irritaciones. Antes de carraspear, o de toser, lo mejor es tomar un caramelo suavizante que ayude a lubricar de nuevo el aparato fonador.